Ella y sus
amiguitas tienen sueños, sueñeses que sueñan apresuradas. Buscan alguna correa
en la casa abandonada de enfrente. Una correa de terciopelo si es posible, para
cazar a los animales de pelos de algodón.
Por fin consiguen
una manguera del color ese que da la sensación de esperanza y sol. Una manguera
gigante, larga como el laberinto de donde alguna vez Ella salio.
En esa caseronazo
de chiquitajes, donde se caen desde el undécimo piso de la ventana sin
palanganas, parece que la realidad es la princesa de todas las banderas. Solo
quieren tener una veterinaria… solo perros, solo puchulitos.
Ella: Como hacemos
para casar puchulitos? me voy a la esquina, me voy a la otra y no hay
puchuchulilitos. Hay solo personuchuchis con cara de pomelo.
Amiguichula de
Ella: Busca puchulitos, como sea. Para venderlos y hacer muchos caramelos de
esos que no pican.
Ella: Pero hace un
poco de menta afuera, los puchulitos con la menta se escapan hasta el pantano
que esta enfrente de casa. Y en ese pantano hay: cola de zorrichulo,
zapichulos, renacuachulos, y algun que otro mosquichulo. Creemeee ooooooooooh
que no me queres creer pucha.
Amichula de Ella:
Si que te creo Ella, pero lo que me parece raro es que los puchulitos esten
mojados de miedo. Que vengan, solo queremos salvarle la vida.
Ella: Bueno, voy a
tratar de convencerlos de que vamos a podar el césped para que estén lo mejor
que se pueda. Le vamos a sacar garrapachulas y pulgachulas…. Por fin no se van
a rascar más.
Amichula de Ella:
Hay!! me pica, creo que me salto un piojochulo en la panza, creo que no podemos
hacer esto. Se nos va a complicar con las sabandijas.
Ella:
Sabandichulas Amichula! Sabandichulas!
Asi siguieron
esperando que algún puchulito se les acerque, porque ellas ni locas iban a
dejar su caserón para semejante estupidez.